descenso a la superficie Lunar

 El módulo de mando queda en la órbita de 110 km. trazando circunferencias, mientras que el módulo lunar enciende los motores en el punto mas cercano de la órbita a 16 km. para iniciar el descenso. A los 12 km. se enciende el radar de 4 haces que miden la distancia y la trayectoria en diagonal, así como el índice de aproximación.
 A los 3 km. de la superficie, los astronautas vislumbran el horizonte lunar y la visión mejora rápidamente; mientras el ordenador pone la nave en posición vertical.
 Momentos antes del contacto el módulo lunar flota como un helicóptero mientras los astronautas seleccionan de forma casi totalmente manual, el mejor terreno para el alunizaje. Los instrumentos son meras ayudas para el ojo y cerebro del piloto, que es el comandante de la misión.
 El alunizaje debe ser perfecto a la primera sin más¡¡¡

Modulo Lunar


 Al volar en el vacío no necesita consideraciones aerodinámicas, lo que le confiere un aspecto peculiar, de hecho la denominaban "bicho".
 La parte inferior contiene el motor de descenso y cuatro largar patas con amortiguación para reducir el impacto y absorber irregularidades del terreno. Al final de cada una de ellas había unas plataformas de 94 cm para impedir el hundimiento de las mismas en el desconocido suelo Lunar. En dos de las patas habían unas sondas de 1,5 m para señalar el contacto con el suelo. Estaba toda recubierta de una lámina de oro para absorber las radiaciones y uniformizar la temperatura del exterior.
 La parte superior del módulo aloja a los dos tripulantes (que viajan de pie para ahorrar el peso de los asientos) e incluye el motor principal, los depósitos de combustible del propio motor y los de el gas comprimido para los chorros posicionadores. Los sistemas de comunicación con sus diveros transmisores a diferentes frecuencias, unos para la intercomunicación entre los propios astronautas y otros en la banda S para comunicar con laTierra.

Despegue desde la Luna


 El viaje de regreso a casa desde la Luna empieza con una de las más comprometidas operaciones de toda la operación: regreso a la órbita Lunar y encuentro con el módulo de Mando. Como la mayoría de los demás procedimientos, es algo que se efectúa lentamente, siguiendo una metodología estricta y paso a paso, en bien de la seguridad.
 La mitad inferior del módulo lunar (que se abandona en la Luna)sirve ahora como sólida plataforma de despegue, por eso se toman tantas precauciones en el alunizaje: para posar el vehículo en el lugar más estable posible. Debemos pensar que solo hay un intento de despegue, si fallara los astronautas quedarían atrapados en la superficie lunar para siempre, sin posibilidad de ser rescatados. Recordemos que no están ahí mismo, sino a 380.000 Km. de la Tierra.
 El empuje que ejerce el ¡único! motor principal (1,7 ton)en el momento del despegue, aunque 6 veces menor que en la Tierra por su masa(velocidad de fuga 800 km/h frente a los 29.000 km/h de la Tierra), y por la ausencia de atmosfera. es brutal; y podría desestabilizar la plataforma (de tan solo 10 ton) de no estar sentada en terreno absolutamente firme. Aun hoy despues de 30 años de experiencia sesuceden los fallos en los lanzamientos.
 La parte superior del Módulo Lunar (ML) lleva de nuevo a los dos tripulantes a la órbita lunar de los 110 km. a la que llegan con los habituales controles de posición y verificación de equipo, y un radar de localización encendido para guiarles hasta el Módulo de Mando. Una vez a una distancia fija entre ambos se inician las maniobras de aproximación con leves impulsos de los chorros de escape de los posicionadores.

REENTRADA

 El regreso a la Tierra es como la venida pero al contrario, hay que salir de la órbita Lunar encendiendo el motor del Módulo de Mando habiendo soltado previamente el módulo lunar ya inservible. Después de dos días y medio de viaje comprobando ocasionalmente los sistemas y posición incluso con las estrellas (como los viejos navegantes).
 Cerca de la atmósfera terrestre se liberan de la parte impulsora del vehículo quedando la nave reducida a un pequeño cono con un escudo anticalor (que giran en dirección a la Tierra).
 La cápsula cae al mar frenada primero por la atmósfera y después por unos paracaídas. Unos flotadores se encargan de mantener la cápsula flotando hasta que llegan los equipos de rescate.