El más destacado de los pioneros en la investigación
de los cohetes fue sin duda Wernher von Braun, quien comenzó trabajando
para el ejercito alemán por el año 1932. En 1933 supervisó
las pruebas del Agregado-1 (A-1). Un año después el A-2 batiendo
el récord de altitud en 2.400 m. En 1937 creó al A-3 con
un motor de alcohol y oxigeno con casi 7 m de altura. Poco después
apareció el A-4 con 14 m de altura y un peso al despegue de 13 ton.
Para entonces 1942 alcanzaba los 1.340 m/s y una altura máxima de
84 km. Este fue el primer vaticinio de una "nave espacial". Sin embargo
el ejercito lo seguia considerando como un arma de guerra, apodado V-2
(arma de venganza nº 2). Fue en 1.944 cuando bandadas de V-2 intentaban
arrasar Londres.
En 1945, cuando los aliados tomaron Alemania los Estadounidenses
se hicieron con piezas suficientes para casi un centenar de cohetes, todos
los archivos de 13 años de investigación que Von Braun guardo
en una mina abandonada y demás material que requisaron incluso un
túnel de viento supersónico que desmontaron pieza por pieza.
La URSS también se apoderó de 2 V-2 completamente montadas
incluso los manuales de servicio en Polonia.
Von Braun y su equipo de más de 500 técnicos y
sus familias, prefirió unirse a los Americanos que a los Rusos.
En 1945 se volvieron a iniciar las pruebas con las V-2 en Texas,
con la meta de conseguir autenticas naves espaciales capaces de poner en
órbita satélites, para lo cual necesitaban velocidades de
29.000 Km/h, seis veces la velocidad del V-2.
En 1949 se alcanzo un nuevo récord de altitud en los 400
km., empleando tres etapas en el cohete, siendo la segunda encima del V-2
un cohete de combustible único a base de productos químicos
que entraban en ignición al mezclarse. Cuando este cohete se extinguía
se encendía el tercero a base de combustible sólido. Lanzar
un satélite al espacio estaba literalmente a un paso; pero que tuvo
que esperar 10 años por que las prioridades del ejercito eran otras.
Fue el 4 de Octubre de 1.957 cuando el primer satélite
artificial se lanzo al espacio el "SPUTNIK" que significa en Ruso compañero
de viaje o satélite. A 320 Km. de la superficie la etapa central
alcanzó los 29.000 km/h y lanzó al espacio el primer satélite
de aluminio de 83 kg. de peso con sus cuatro antenas características
para los transmisores de radio.
En enero de 1.958 lo hacia Estados Unidos a través de su lanzador Júpiter C y el satélite llamado Explorer de 2 metros 2 antenas y 2 radiotransmisores y 5 kg. de instrumentos para medir los rayos cósmicos y otros fenómenos. solo tardo 7 minutos en ponerse en órbita.
Pero esto no dejaba de ser un mero cañonazo, en donde en
vez de una bala se ponía un satélite.
Pensar en viajes por el espacio era mucho más que eso,
suponía mantener a un ser humano con vida en un lugar hasta el momento
absolutamente desconocido, misterioso y sobre todo peligroso.
La primera interrogante para la investigación espacial era si el hombre podría sobrevivir y trabajar en el espacio exterior. Se desconocian los efectos sobre las personas la falta de gravedad (técnicamente microgravedad). Ante la incertidumbre se empezo ensayando con animales en órbita terrestre con la famosa perrita Laika o con chimpances. Despues le tocó el turno al hombre durante periodos de ensayo muy cortos enclaustrados en pequeñas naves. Poco despues las estancias se hacian cada vez más prolongadas. Pero la ingravidez era solo uno de los muchos problemas a los que se enfrentaban.
Las inmediaciones de la Tierra no deja de ser un espacio vacío
y tenebroso. Todo lo que hay fuera de nuestra capa protectora, la atmósfera,
no es más que perjudicial. Los llamados Cinturones de Van Allen
que son bandas de protones y electrones de alta energía que
se extienden a lo largo del campo magnético de la tierra,
contienen suficiente radiación como para matar a un astronauta protegido
con su traje. Pero más peligrosos aun son los meteoros; materia
rocosa que aun permanece en el espacio desde los tiempos de la creación
del sistema Solar. Recorren el vacío del espacio a velocidades de
80.000 km/h; velocidad que les confieren la suficiente energía como
para atravesar las placas de metal que forman la estructura de la nave.
La luz solar, que en la Tierra es fuente indispensble para la
vida, cuando incide sobre una nave la hace subir rapidisimamente de temperatura
hasta los 100 grados; pero la ausencia de ella significa el descenso de
la temperatura hasta los 100 grados bajo cero. Pero, aún con un
adecuado aislamiento térmico para el exterior, el propio calor generado
por los cuerpos humanos hace elevar la temperatura interior de la cabina
a niveles desagradables.